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iento mis dedos deslizarse por encima de las teclas, como si de los gráciles pies de una bailarina se tratara... arrastrados por una vida propia que me es totalmente irreverente, aumentando su velocidad con cada frase. Cada cierto tiempo, una pausa pone en suspenso el incesante traqueteo... solo para retomarlo a los pocos segundos. Veo todo tan claramente cual narrador omnisciente... y, aún así, me descubro cada vez más ansioso por convertirme en protagonista...

Percibo cada palabra, cada sílaba, cada letra, encajando en el lugar exacto, como las piezas de un rompecabezas... un rompecabezas que se ha vuelto mi obsesión, mi paranoia... mi vida. Un rompecabezas al que le faltan pocas piezas por ubicar. Y solo una gran mentira por desvelar. Comienzo a experimentar esa especie de excitación que sobreviene junto con la conciencia del último acto. Me detengo, pasando el dedo medio por la última línea. Mi pulso adquiere un ritmo que roza lo frenético, sabiendo que el final se acerca...

El miedo me invade nuevamente. Con más fuerza que nunca esta vez. Consciente del inminente deceso, mi cordura toda lucha por hacerse oír en una nube de silencio. Los pensamientos se agolpan y atumultúan frente a las puertas del sentido común. Mi mente azotada, intenta desesperadamente enviar impulsos de movilidad a mi cuerpo... fracasando... como siempre...

Nuevamente aquel sentimiento viene a mí. Mis fantasías comienzan a tomar forma una vez más... ahora, probablemente, con más fuerza que nunca; temiendo el cercano desenlace. Cebadas por décadas de saber acumulado, se vuelven más densas, más reales... casi palpables.... ¡Mentiras!... Mientras el sentido común divaga a través de una nube de imágenes inconexas, tratando de escapar del negro velo que lo aprisiona, la imaginación se impone, mostrándole figuras que nunca antes ha visto, imágenes de un mundo maravilloso, escenas de una realidad imposible de comprobar. La lucha entre el juicio y la insensatez se convierte en el eje central de este nuevo capítulo... un capítulo que está a punto de convertirse en el último...

Entonces, mis oídos captan una leve fluctuación en el aire, una imperceptible oscilación que lentamente va creciendo hasta convertirse en un sonido... un sonido que se hace cada vez mas claro... un sonido que solamente puede significar una cosa. ¿O será simplemente un juego de la mente? ¡No! Nuevamente creo percibir un leve golpeteo, como de alguien llamando a la puerta. Entonces reacciono, caigo en la cuenta de que el solo hecho de estar escuchándolo significa que es el final mismo el que golpea a mi puerta. Procuro por todos los medios detener el impulso... pero ya es demasiado tarde... Siento el frío tacto de la madera de los apoyabrazos en las palmas de las manos, y lucho con todas mis fuerzas para no moverme del lugar. Percibo cómo el sillón se reclina levemente, y cómo mi cuerpo comienza a erguirse... sigo luchando...

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