a vaaaaaa.... ya vaaa.... (¡Guau, guau, guau!) ¡Chaco! ¡Calláte! ¡Andá a echarte!... ¡¡M'ijiiito!! ¿Vino a visitar a la abuela? Para eso son las vacaciones...

(...)

- Abuela, no puedo dormir, me contás un cuento?

- ¿Qué querés que te cuente, corazón?

(Se dirigió a una estantería con unos cuantos libros cubiertos del común y corriente polvo)

- No, esos me los leíste todos. Contáme una historia de vos, una aventura tuya...

- A ver m'ijito... dejáme acordarme de alguna...

(¿Aventura? ¿Aventura? Cual, cual... Mmmmhhh... Cuando era chica jugaba al volley con mis vecinas, era la mejor en la clase, miraba los Ositos Gummy y me acostaba después del Hiposaurio Bostezón, mis amiguitas venían a casa, jugábamos a las Barbies, nos pintábamos las uñas y los labios a escondidas de nuestros padres... Esa podría contarle...

Después fui al liceo, y llegué al momento de decidir qué iba a ser el resto de mi vida: Abogada, médico, arquitecta... estudié, trabajé y me independicé. Me casé como Dios manda, por iglesia y con vestido blanco. De luna de miel fui a las cataratas del Iguazú, saqué cuatrocientas fotos y traje adornitos pedorros para no olvidarme del único viaje que hice en mi vida, y volví a la rutina.

Trabajamos, compramos una casita, la empadronamos con todo al día, encargamos a tu mami... mi linda... creció tan rápido... Nos compramos un autito, lo patentamos, todo al día, por supuesto; mi orgullo debe ser que nunca me atrasé con ninguna cuenta, ni me endeudé ni entré al Clearing... ¡Soy honesta! Jugué a la Tómbola y al Cinco de Oro pero nunca gané, y de joven fui al casino un par de veces.

Después se me vinieron los cuarenta. De vez en cuando iba a la peluquería a retocarme los claritos. Los fines de semana sí, eran para mí, ya que trabajaba toda la semana para pagarme una buena jubilación. Los fines de semana eran mis días libres. Los sábados limpiaba la casa, y de noche preparaba la comida para el domingo no tener que cocinar. El domingo pasaba en cama viendo alguna película en el cable, o leyendo algún buen libro de Paulo Coelho, o el de las profecías de Nostradamus... ¡Qué hombres más inteligentes! Por cierto, todos los días, si estaba en casa miraba "De igual a igual", y desde el trabajo miraba Susana Giménez. De noche, con mi marido mirábamos a Tinelli. Todos lo miran.

Pocas veces no usé condón. Tuve vergüenza en la intimidad...

Crié bien a tu madre, aunque nunca supe nada de ella. Pero le pagué todos los estudios y le dí el ejemplo de una mujer íntegra.

Tu madre se independizó y nosotros nos quedamos con el perro. Me jubilé. Mi marido se murió de un ataque cardíaco a la noche del dia que le robaron el último auto que había comprado. Todavía lo extraño, me cuesta vivir sola... Pero tengo al Chaco que le ladra a cualquier extraño y mueve la cola cuando le hablo.

¡Ah! Quise aprender a tocar el órgano, pero no era lo mío...)


- Una vez... aposté 400 pesos en un casino, y me llevé 600. –Dijo la abuela para sentirse mejor. Pero el niño dormía y no respondió







     0 comentarios