jueves, 25 de septiembre de 2008

juntoasiso_sabiduriamononeuronal

a ferviente y constante atracción por la mierda no es un mal exclusivo de los insectos.

Ojalá que en este mundo, donde las piedras caminan para los costados, los cangrejos aprendan a bailar.

De tanto adorar su cebolla, un agricultor se convirtió en avestruz.

En la nada podemos sentir nuestro propio hedor; pero no os preocupéis, se puede comprar un resfriado a la vuelta de cualquier esquina.

Ante la culpa, el huevo y la gallina aburren de caballerosidad.

Si los ojos son el espejo del alma, estamos ante una epidemia de glaucoma.

En muchos aspectos, la esperanza es diesel; mi bicicleta siempre se deja seducir por las bajadas.

Si tu perro te muerde es porque te reconoció; vacunarlo contra el pensamiento será la salida.

De tanto malabarismo aprendimos a no querer despertar también de las pesadillas.

Llegando a la Z, a mi diccionario se le ocurrió explicarme la A.

La vergüenza es un billete de ida a nuestra destrucción.

Cada persona es un puzzle distinto al que en vano intentamos arreglar con las piezas del nuestro.

Al entrar en la fiambrería, en vez de llorar, el chancho posa para la foto.

En el mundo de los daltónicos los arcoiris son eternos. O su ausencia.

En el noticiero de hoy dijeron que un vaso vacío era el principal sospechoso de haber ahogado al desierto.

Siempre voy por detrás de mis pasos.

No somos nosotros ante el sol, sólo obsequiamos una foto que nos presenta y no dice nada.

Lo triste de las tortugas es que piensan aún mas lento de lo que caminan. Por eso es que nunca saben dónde acabó la carrera.

De irónicas será que las hojas no caen; pero una primavera en soledad también es un otoño

Las vacas saben bien que están pastando o en una parrilla. Y sólo por eso pastan.

Me vienen a decir cosas. Se van ocultando algo.

Yo por lo pronto encuentro más hermosa aquella flor marchita, bailando en el agua, a la deriva, incompleta y única; que aquellas que posan en el jardín, cada una igual a las demás, atadas a sus pétalos, a la tierra, fanfarroneando de colores y riegos.

Mi recuerdo es injusto; pintándote de hermosa, me embadurna de estúpido.

Voy a cantar solamente tres canciones; una cuando sale el sol, la otra cuando se oculta, y la otra cuando yo quiera






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